lunes, 31 de mayo de 2010

Investiga Realidad en el Trabajo de las Mujeres.

Colaboradora: Vanesa del Pilar Calzada Barrientos/ Facultad: Derecho/ Asesor: José Dolores Sánchez Matehuala/ Plantel: Dolores Hidalgo.

El trabajo se elaboró para recordar la situación de la mujer en el ámbito laboral, ya que es conocida, pero aún así cuando existan leyes que las protejan, estas no se respetan y además para conocer la evolución que este tema ha sufrido.

Al tener la mujer la misma capacidad que el hombre para efectuar una relación de trabajo, resultaban irrelevantes las disposiciones que anteriormente consignaba el Código Civil en el sentido que la mujer casada necesitaba del consentimiento de su esposo para la celebración de un contrato de trabajo y que en su caso dado podría impedírsele trabajar a la mujer.

El nivel de población económicamente activa (PEA) femenina es la mitad (36.4%) que el de la masculina (76.8%). De la población económicamente activa, el 90.1% de las mujeres realiza quehaceres del hogar, adicionalmente a sus actividades de trabajo extradoméstico, contra un 47.2% de los hombres.

Las mujeres con mayor grado de escolaridad tienen más participación económica. En cambio, la actividad económica de los hombres es alta, independientemente del nivel de instrucción alcanzado.

Las ocupaciones que cuentan con índices más altos de participación femenina son: trabajadores domésticos, maestros y afines, oficinistas y vendedores y dependientes.

Los hombres casi triplican a las mujeres en la categoría de empleadores. En el grupo de los trabajadores sin pago, ellas son casi el doble de los hombres. Entre la población que recibe más de cinco salarios mínimos, las mujeres son menos que los hombres.

Uno de los indicadores que expresan con mayor claridad la inequidad en el aspecto laboral es la distribución asimétrica del trabajo doméstico y extradoméstico. A pesar de que esta distribución funciona como un obstáculo para la participación social de hombres y mujeres en igualdad de condiciones, es uno de los elementos que han ofrecido mayor resistencia al cambio.

Lo anterior significa que es necesario establecer nuevas leyes y estrategias, que garanticen las mismas oportunidades para las mujeres, así como el pago igual para un trabajo igual.

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